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martes, 9 de octubre de 2012

LA EMBOLIA

También conocida como apoplejía, es una enfermedad que puede tener consecuencias graves, por el bloqueo de la irrigación sanguínea al cerebro



También conocida como stroke o apoplejía, es un enfermedad que pone en riesgo la vida y/o la integridad física. Es provocada por el bloqueo parcial o total, súbito y brusco de la sangre al cerebro, lo que ocasiona un infarto cerebral. El problema se puede deber a la presencia de tapones de coágulos o grasa en las arterias y venas cerebrales o a la ruptura de vasos sanguíneos que ocasionan derrames cerebrales. Se presenta a partir de los 40 años, pero con mayor incidencia después de los 70, aunque pueden originarse como resultado de un accidente o traumatismo. Los ataques pueden durar poco tiempo, lo que se conoce como mini-stroke o ataque isquémico transitorio o durar más, lo que pone en riesgo la vida. Se produce cuando en un vaso sanguíneo, generalmente del corazón se forma un coágulo o alguna otra partícula errante llamada émbolo y que posteriormente, el coágulo se desplaza y se aloja en una arteria que lleva al cerebro o en el propio cerebro. Los efectos de una embolia cerebral, que en la mayoría de los casos, deja secuelas, dependen de la parte del cerebro afectada y de la gravedad del daño, es decir de la extensión de la zona lesionada, así como las capacidades de la persona enferma y el estado general de salud integral que presente. Los coágulos o taponamientos pueden ser originados como resultado de: fragmentos de algún trombo desarrollado en alguna otra parte del cuerpo, por fragmentos de una placa de ateroma, tumores, grasa, burbujas de aire, masas de bacilos entre otros factores. Como consecuencia de una embolia o taponamiento arterial se produce una isquemia o síndrome isquémico, que es cuando la zona próxima a la arteria afectada empieza a morir por quedarse sin flujo sanguíneo y por lo mismo sin oxígeno, lo que provoca un infarto y hasta necrosis del tejido. Muchas de las embolias están relacionas con problemas cardiacos como el infarto del miocardio.


Areas cerebrales pierden su funciones al no recibir sangre y oxígeno.   










 

HIDROCEFALIA


¿Qué es la Hidrocefalia?

La Hidrocefalia o "agua en el cerebro", es la acumulación de líquido cefalorraquídeo (LCR) o cerebroespinal dentro de la cabeza, generalmente por su inadecuada absorción. Normalmente, el cerebro produce continuamente LCR por medio de unas células especializadas que están dentro de los ventrículos del cerebro. Este LCR circula primero dentro de los ventrículos y luego sale bañando el cerebro y la médula espinal, para ser finalmente reabsorbido otra vez en el flujo sanguíneo. Un bloqueo del flujo o drenaje del LCR produce una acumulación de LCR, agrandamiento de los ventrículos y una mayor presión dentro de la cabeza.
Estudios recientes han determinado que la enfermedad no es simplemente una acumulación excesiva de líquido en el cerebro. Según los científicos, la hidrocefalia provoca un cambio en la composición del líquido cefalorraquídeo, lo que evita la división celular normal y daña el desarrollo del cerebro.
En la infancia, algunos de las señales de hidrocefalia, pueden ser un rápido crecimiento de la cabeza (debido a que las fontanelas no están cerradas); una fontanela abombada o tensa; irritabilidad inusual; vómitos repetidos; estrabismo o incapacidad de mirar hacia arriba; períodos en los que el bebé deja de respirar (llamados apnea); dificultad para tragar; llanto débil o ronco; dificultad para mantener despierto al bebé, o que la función cerebral se deteriore de alguna otra manera.
En los adultos no se incrementa el tamaño de la cabeza, porque los huesos del cráneo ya se han cerrado completamente.
El aumento del tamaño de los ventrículos por la acumulación de LCR se puede ver a través de la ecografía mientras las fontanelas permanecen abiertas, una tomografía computarizada (TAC, o CT en inglés) o una imagen de resonancia magnética (IRM, o MRI en inglés) de la cabeza.
Hay diversas razones por las cuales el organismo puede presentar problemas para drenar el líquido cefalorraquídeo al sistema sanguíneo:
  • Hidrocefalia congénita. El niño nace con ella, aunque esto no significa que sea hereditaria. Se revelan sobre todo en el periodo neonatal y, rara vez, en la adolescencia.
  • Nacimientos prematuros. Los niños que nacen antes de los nueve meses son más vulnerables a tener Hidrocefalia porque todavía se están desarrollando. Sus vasos sanguíneos son muy frágiles y pueden romperse fácilmente si sufren una variación muy grande en la presión sanguínea o si se enferman por otros motivos. La zona que está debajo de los ventrículos del cerebro contiene gran cantidad de sangre, un riesgo importante de hemoragia, lo que podría desarrollar un coágulo. De esta forma se origina un bloqueo temporal o definitivo, que se traduce en un niño con hidrocefalia.
  • Espina Bífida. Más del 80 por ciento de los niños que nacen con Mielomeningocele (el tipo más grave de Espina Bífida) padecen de Hidrocefalia. Además de la herida en la columna espinal, los afectados sufrirán anomalías en la estructura de ciertas partes del cerebro, lo que impide un óptimo drenaje del líquido cerebroraquídeo. Además, si aumenta la presión, estas partes podrían comprimirse aún más.
  • Hemorragias en el cerebro. Hasta un ataque al corazón puede ocasionar una Hidrocefalia de tipo post-hemorragia.
  • Meningitis. Ocurre cuando se presenta una infección en las membranas que cubren el cerebro y esto provoca una inflamación que bloqueará las vías de drenaje. La meningitis puede ocurrir a cualquier edad, aunque es más común en niños. Hoy en día los casos de meningitis meningococica se han reducido considerablemente, gracias a la vacuna HIB.
  • Tumores. Los tumores en el cerebro comprimen e inflaman los tejidos que los rodean, provocando un drenaje inadecuado del LCR. Por eso, durante el tratamiento de tumores en el cerebro, se toman medidas adicionales, con el fin de controlar la Hidrocefalia, que podría presentarse solo de forma temporal.

La Hidrocefalia se diagnostica mediante una evaluación neurológica clínica y mediante el uso de técnicas de imagen. El médico seleccionará la herramienta diagnóstica apropiada tomando como base la edad, la presentación clínica del paciente, y la presencia de otras anormalidades conocidas o sospechadas del cerebro o la médula espinal.
Evaluación neurológica
  • El golpe suave con las puntas de los dedos (percusión) en el cráneo del niño puede evidenciar ruidos anormales asociados con el adelgazamiento y separación de los huesos del cráneo. Las venas del cuero cabelludo pueden verse dilatadas.
  • Se puede presentar aumento de la circunferencia cefálica o puede haber aumento de tamaño de sólo una parte de la cabeza, más comúnmente la parte frontal. Las mediciones periódicas de la circunferencia de la cabeza pueden mostrar crecimiento progresivo por encima del percentil adecuado a la edad y el sexo del niño.
  • Los ojos se pueden encontrar deprimidos con un signo de "puesta de sol" en el cual la esclerótica (parte blanca del ojo) es visible por encima del iris (parte coloreada de los ojos). El examen neurológico puede mostrar déficits neurológicos focales (pérdida de funciones localizadas) y los reflejos pueden ser anormales para la edad del niño.
Técnicas de imagen
  • La transiluminación de la cabeza (aplicación de una fuente de luz directamente a la cabeza) puede mostrar la acumulación anormal de líquido en varias áreas de la cabeza.
  • Una TC de cráneo determina si hay Hidrocefalia (es el mejor examen).
  • La radiografía de cráneo muestra el adelgazamiento y/o separación de los huesos del cráneo y el aumento del tamaño del cráneo.
  • Una gammagrafía cerebral con radioisótopos puede mostrar anomalías de las rutas del líquido.
  • Una arteriografía de los vasos sanguíneos del cerebro: puede revelar causas vasculares de la Hidrocefalia.
  • Una ecoencefalografía, un tipo de ultrasonido del cerebro, puede evidenciar la dilatación de los ventrículos causada por hidrocefalia o por sangrado intraventricular.
  • Esta enfermedad también puede alterar los resultados de una cisternografía nuclear.

No hay ningún modo conocido de prevenir o curar la hidrocefalia. La mejor prevención de la hidrocefalia asociada a Espina Bífida es prevenir la propia malformación mediante la ingesta de ácido fólico antes de la gestación.
El objetivo es evitar el aumento de líquido en los ventrículos y controlar la presión de este líquido para que no se lesione el tejido cerebral y, por tanto, no se produzca deterioro cognitivo o, lo que es lo mismo, que la función neurológica sea óptima.
De ahí, que el tratamiento habitual sea la derivación. Consiste en introducir un catéter proximal en uno de los ventrículos del cerebro, una válvula, y un catéter distal subcutáneo que lleva el LCR desde la válvula por el cuello, el tórax y el abdomen hasta situarse en el peritoneo. Tiene por objetivo desviar el exceso de LCR hacia un aparte del cuerpo donde pueda ser absorbido nuevamente por el flujo sanguíneo. La válvula regula la dirección y la cantidad de LCR drenado.
Aunque la derivación interna más común es la que drena el LCR desde el ventrículo hasta el abdomen (peritoneo), el LCR también puede desviarse hacia una vena ”usualmente en el cuello o en la aurícula”, o hacia la vesícula.
La selección de una u otra derivación dependerá de cuál considera el neurocirujano que es más adecuada para cada paciente en particular. Y es que los estudios no han demostrado de manera convincente una ventaja clara de una sobre otra.
Se pueden introducir en cualquiera de estos tres lugares de la cabeza: en el borde de la fontanela (derivación frontal), encima y detrás del oído (derivación parietal), o detrás de la cabeza (derivación occipital). Los estudios no han demostrado de manera consistente que uno de ellos sea mejor que los otros, por eso su elección depende de lo que el cirujano prefiera.

Con algunas excepciones, generalmente quienes tienen Espina Bífida e Hidrocefalia con sistema de derivación necesitarán la derivación de por vida. Los problemas más comunes que afectan las derivaciones son la obstrucción, la infección o la ruptura del catéter con la consiguiente malfunción.
Un 40 por ciento de las derivaciones tiene problemas de funcionamiento el primer año de haber sido colocadas y deben ser remplazadas (o revisadas); el 60 por ciento necesita revisión a los 5 años; y entre el 80 y 85 por ciento a los 10 años. Aproximadamente el 20 por ciento requiere revisiones varias veces durante la vida.

Los síntomas más comunes son dolor de cabeza, con o sin náuseas y/o vómitos (sobretodo en la infancia). Cuando el paciente crece, los síntomas son mucho menos específicos y más sutiles. Es importante saber que no siempre se presentan vómitos y, estos, raramente son explosivos.
Otros síntomas menos comunes son convulsiones (ya sea que se empiece a tener convulsiones o que si ya las ha tenido, éstas se den con mayor frecuencia); un cambio significativo en el rendimiento escolar e intelectual o en la personalidad; dolor de espalda en el sitio donde se cierra la espina bífida; deterioro en el funcionamiento de los brazos y las piernas (más debilidad o pérdida de sensación, más problemas de coordinación o equilibrio, o empeoramiento de escoliosis, deterioro del habla o dificultades para tragar; o cambios en el hábito intestinal y miccional.
Ante la sospecha de malfunción valvular la exploración idónea es el TC o RMN cerebral y en los niños menores de 1 año la ecografía cerebral.

El tratamiento más adecuado de la hidrocefalia requiere una evaluación individualizada de cada paciente. El especialista valorará la posibilidad de optar por los fármacos, la plexectomia, la ventriculostomia endoscopica o la derivación ventricular.

Algunas formas de Hidrocefalia no requieren un tratamiento especial o como se consideran temporales no requieren tratamientos definitivos. Otras requerirán incluso cirugía, porque a pesar de que durante muchos años se han utilizado medicamentos, la experiencia indica que la efectividad es poca y con demasiados efectos secundarios.
Recientemente se está aplicando la técnica de ventriculostomía endoscópica, que hace posible el tratamiento de la Hidrocefalia sin la inserción de la válvula en 66% de los pacientes. El éxito depende de la causa de la Hidrocefalia y puede variar entre 25 y 100%. Crea una desviación natural en el cerebro, permitiendo que el exceso de líquido salga. Es una técnica que no presenta las complicaciones de la inserción de la válvula con baja tasa de infección.

"Aneurisma"




ANEURISMA


Un aneurisma es una dilatación localizada de una arteria o vena ocasionada por una degeneración de la pared, en palabras simples un ensanchamiento en uno de los conductos sanguíneos. Para verlo con un ejemplo más accesible supongamos que vamos a “inflar” un globo de esos alargados que se usan para hacer figuras: pues bien, todos esos globos tienen pequeñas imperfecciones que hacen que el aire en un momento dado haga que unas partes se vean “más gruesas” o “más llenas” de aire, si se tratara de una arteria o una vena, esas partes equivaldrían a pequeños aneurismas.

Donde se dan los aneurismas mas comunes:
Los aneurismas más frecuentes se dan en las arterias, pues son los vasos que reciben más presión, o sea los de tipo arterial y, en cuanto a su localización, los de la aorta y los cerebrales, específicamente los ubicados en la base del cerebro, en el polígono de Willis. También se generan en las piernas, los intestinos y en la arteria esplénica (ubicada cerca del estómago).


Porque se da un aneurisma:

 Entonces un aneurisma se da porque hay alguna imperfección en la arteria o vena. No se tiene claro cuáles son las causas de la degeneración de la pared arterial, sin embargo, lo más probable es que responda a un defecto de los componentes de la parte interna de la arteria. Además, se ha establecido que la hipertensión puede contribuir en la generación de este problema, especialmente en el caso del aneurisma aórtico abdominal. Asimismo, la enfermedad ateroesclerótica puede incidir en el desarrollo de aneurismas.
Más allá de lo mencionado, de lo que si se sabe es que por lo general este daño o imperfección se debe a una de dos razones: la primera citada por los textos (aunque no se si es la más común) es de origen genético, es decir la persona nace con este problema y en muchos casos no se puede detectar, recuerdo que haber oído decir que son como “bombas de tiempo” porque nadie sabe cuando el daño va a ser tan grande que produzcan “un derrame”, es decir que la pared del vaso ceda y la sangre se disperse por fuera de los órganos causando daños debido a la presión que ejerce sobre ellos y a los coágulos que se forman. La segunda causa es debida al desgaste natural que estos vasos sanguíneos tienen y por ello son más comunes en personas mayores o en personas que han sufrido algún tipo de infarto. También es común encontrar pequeños aneurismas en personas que realizan esfuerzos continuados o son sometidos a un sobre esfuerzo como ocurre con soldados en batallas prolongadas, deportistas de alto riesgo o personas que han sido torturadas. En general este tipo de aneurisma producido generalmente por golpes y escoriaciones son fácilmente reparados por el cuerpo y apenas dejan un daño localizado.
 
 
Uno de los principales problemas para enfrentar los aneurismas es la escasez e, incluso, total ausencia de síntomas. Aquellos que son más cercanos a la superficie corporal pueden ser detectados gracias a una hinchazón con masa pulsátil que se registra en la zona en la que está ubicado. Sin embargo, en el caso de aquellos que se encuentran dentro del cuerpo y el cerebro, no se manifiestan de forma alguna. Una vez que el aneurisma ya se ha roto se puede producir un descenso en la presión sanguínea, alta frecuencia cardíaca y mareos. El riesgo de muerte a causa de esta ruptura es alto.
La manera de detectar un aneurisma es por medio de un examen físico, una ecografía y una tomografía computarizada. Una vez que es ubicado se puede realizar una intervención, ésta dependerá del tipo de aneurisma desarrollado y el lugar donde se encuentre ubicado.
Los aneurismas cerebrales son considerados los más mortales de todos (como en el ejemplo mencionado). Una vez que éste se ha roto, manifiesta una cefalea intensa y rigidez en la nuca, náuseas, vómitos y visión borrosa o doble. También puede presentarse como un accidente cerebrovascular, con déficit visual, hemiplejia y una intensa cefalea que no disminuye. En cuanto al aneurisma de la aorta, son más peligrosos aquellos que se desarrollan en el área torácica que en el abdominal ya que, en el caso de la primera, tienden a romper toda la pared de la arteria aorta, lo que aumenta fuertemente el riesgo vital. Estos aneurismas tienden a afectar más a las personas mayores de 60 años, producto del aumento de la arteriosclerosis, a medida que avanza la edad.
Las mejores herramientas para prevenir los aneurismas son llevar un control de la presión sanguínea alta y tomar todas las precauciones para evitar el desarrollo de la arteriosclerosis por medio de una buena dieta alimentaria, practicar ejercicio y controlar el colesterol.
 
         
 
 
 
 
 
 
 


enfermedades cerebrovasculares


 Las Enfermedades Cerebrovasculares


Las enfermedades cerebrovasculares (ECV) comprenden un conjunto de trastornos de la vasculatura cerebral que conllevan a una disminución del flujo sanguíneo en el cerebro (Flujo sanguíneo cerebral o FSC) con la consecuente afectación, de manera transitoria o permanente, de la función de una región generalizada del cerebro o de una zona más pequeña o focal, sin que exista otra causa aparente que el origen vascular.
 La enfermedad cerebrovascular trae como consecuencia procesos isquémicos (de falta de sangre) o hemorrágicos (derrames), causando o no la subsecuente aparición de sintomatología o secuelas neurológicas. La hipertensión arterial (HTA) es el principal factor de riesgo de la enfermedad cerebrovascular.